domingo, 26 de mayo de 2013

ELSA BORNEMANN

La mejor manera, creemos, de decirle adiós a Elsa
es través de uno de sus textos que para nuestro deleite seguirá manteniendo vivo su recuerdo:

ROMANCITO DE LA NIÑA Y EL FANTASMA

Ha nacido un fantasmita
y yo seré su madrina.
Su mamá, Doña Fantasma,
casualmente, es su vecina.
Lo miro: dulce y pequeño
en su sábana floreada...
con el pelo de puntillas
y carita almidonada...

-¡Cuidado, niña, mi niña!
-me dice el aire asustado-,
cuando crezca el fantasmita
puede llevarte a su lado...

Pues yo no le tengo miedo.
Si sabe llorar de veras,
con sus lágrimas redondas
me voy a hacer tres pulseras...
Jugaremos a la mancha
con su sombra y la mía
y, tal vez, alguna tarde,
le enseñaré a que sonría.

-¡Cuidado, niña, mi niña!
-repite el viento espantado-,
puede llevarte una noche
en su velero alunado...

Mejor, así aprendería
canciones en fantasmés,
su modo de ver la luna
y de caminar sin pies...
Acaso le enseñaría
mi manera de mirar
a los pájaros del alba
o mi forma de soñar...

-¡Cuidado!-me grita y grita
la brisa desesperada-:
Niñas que aman fantasmas...
¡terminan afantasmadas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario