martes, 30 de mayo de 2017

Narración: oralidad y perspectiva


Los primeras narraciones nos llevan a los fogones de la prehistoria en los
 que la magia se mezclaba con los relatos de lo cotidiano.
Fuente imagen: El tiempo de cronos

La perspectiva desde la  que se narra permite más o menos involucramiento; más o menos subjetividad-por ejemplo, más  con el uso de la primera persona verbal; la graduación la daría el empleo de esa persona como testigo  /observador o directamente como protagonista-. La primera persona verbal es, en los primeros años de escolaridad, la más elegida por los alumnos. Narrar desde sus emociones/sentimientos es lo que lo gratifica. No dejan de identificarse con la historia/los personajes, de  sentirse parte; objetivar es difícil para todos, más para los pequeños. Tal vez, cuando todavía la escritura de cada uno es vacilante/insegura, convendría acudir a la oralidad para trabajar los relatos: qué contar, en qué contexto, cómo hacer que ese yo permanente aun en el uso innecesario del pronombre, vaya dejando espacio a otro menos subjetivo, que observa/escucha y registra desde afuera de los hechos, tomando distancia. Retomar la costumbre de contar oralmente, como acaso se hace en casa, a la hora de dormir; a la hora de comer; cuando se pasea en auto; a la manera de aquellos momentos cuando el fuego/ el fogón ofrecía algo más que calor.


Lo que afirmamos en relación a la perspectiva del narrador de ficción, puede aplicarse al relato de los fenómenos sociales, tanto del pasado como  del presente.En este caso la narración puede ser un muy buen instrumento para evaluar la comprensión de fenómenos sociales determinados.

Pedir a los alumnos que cuenten un hecho o un proceso de la historia desde la perspectiva de algún personaje o actor social, favorece la recreación de lo acontecido. Para hacerlo, no solo deberán recurrir a su subjetividad, sino que tendrán que apelar a lo aprendido en cuanto a las características de la sociedad  y la cultura, a los vínculos, a los conflictos, a las problemáticas y  la cosmovisión  de la época, 

Tanto en la narración ficcional como en la de la realidad social, la perspectiva de la primera persona verbal, es el camino para llegar, con tiempo de mucho trabajo, a la tercera persona, testigo u omnisciente, cuando sintiéndose dioses, puedan "manejar" los hilos -como Aracne- de todo.


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