jueves, 30 de junio de 2016

Teatro Infantil

En palabras de Nora Lía Sormani, con las que acordamos,  "A pesar de su carácter efímero, el teatro no pasa sin dejar huella. Favorece en los niños una positiva formación humanista, convirtiéndose en un poderoso instrumento de combate contra el escepticismo, la ignorancia y la mediocridad propiciados por este apabullante siglo XXI”

El teatro infantil - como el de adultos - reúne en su manifestación varias artes: la Literatura, la Música, la Danza, el Canto…Por eso es fundamental que forme parte de la vida de los niños; es una experiencia absolutamente enriquecedora por su amplitud. En nuestro caso, como docentes, es importante que preveamos obras dramáticas para leer para los chicos, con ellos, por ellos durante todos los ciclos lectivos en las instituciones escolares. Si hubiera posibilidad de hacerlos acceder a representaciones dentro de un teatro, con todas las implicancias que esto conlleva, sería realmente gratificante, para los chicos indudablemente pero también para quienes asistimos al deslumbramiento que se produce cuando se aproximan, lo conocen, se sorprenden, lo disfrutan. La primera vez que un niño asiste, en estado de inocencia total, fuera de todo convencionalismo, se entrega al espectáculo de tal manera que participa, se integra, forma parte de ese mundo ficcional y simbólico, y cuestiona o no libremente aquello que lo conmueve, lo moviliza, lo hace reaccionar y accionar.

El teatro infantil puede plantearse desde varias perspectivas: el teatro escrito por niños/adolescentes; el teatro escrito para ellos; el teatro que la tradición literaria ha considerado apropiado para ellos; el teatro que se “arma” para ellos con adaptaciones de textos literarios -no necesariamente dramáticos en su origen o sí-, de películas, de programas televisivos exitosos: 

Frío helado desde el telón para
  Princesas congeladas, en una de las salas
 del Complejo La Plaza, 2014


La tempestad es una obra dramática de William Shakespeare que no nació para los chicos, sin embargo, entre nosotros,  Claudio Hochmann, en 1997, hizo una versión libre para el Teatro San Martín:


                                      


Shrek es un libro álbum de William Steig de  1990 que se convirtió en una película  de animación digital en 2001 y que tiene su musical norteamericano de 2008 estrenado  en el Teatro Maipo en una versión argentina durante 2015.



A pesar de lo dicho, parafraseando a la autora ya citada, es teatro infantil aquel que el espectador - o escucha, en caso de teatro leído- infantil acepta como tal, que lo convence, que no rechaza.

Escribiendo/hablando de teatro infantil es imposible no mencionar los títeres como una de sus variantes. Y entonces, autores de la talla de Javier Villafañe y Ariel Bufano deben estar presentes. Este último, alumno de Villafañe, hacía giras por el interior de nuestro país con un retablo desarmable; posteriormente, introdujo elementos técnicos y artísticos que lo convirtieron en un verdadero innovador. Al principio, las obras escenificadas eran de su maestro; luego, fueron de su autoría.
¿Recordamos a Javier Villafañe con una de sus obras, de la mano de su hija?:



Hay distintos tipos de títeres: de guante, de dedal -en términos de Mane Bernardo, otra talentosa para considerar- de varilla, de sombra, marionetas que pueden aparecer combinados aun con otras formas menos usadas o conocidas.

De todas formas, el teatro infantil tiene las características ya enunciadas en otras entradas del teatro en general, salvo los temas planteados y el tratamiento dado a los mismos. 

Por iniciativa de la escritora Graciela Montes, una crítica especialista en teatro infantil, Ruth Melh, coordinó la  colección  de obras teatrales -8 libros en total-  Telones y entretelones del teatro para niños en la Argentina entre 1987 y 1990, para la editorial Libros del Quirquincho. 

Hay muchos y talentosos autores de esta manifestación artística. Un nombre para rescatar y destacar es el de Hugo Midón.  Una de sus obras, Derechos torcidos -el link al Ministerio nos permite acceder a la obra, y al autor-, podemos apreciarla en este vídeo que compartimos:




También se ha posicionado de manera relevante, sobre todo en las escuelas y muchas veces como teatro leído, el de Adela Basch. Una de sus obras, El reglamento es el reglamento, podemos volver a verla en:


María Inés Falconi puede ser también nombrada como dramaturga; una obra que puede encontrarse en distintas versiones es Chau, Señor Miedo.

Sin embargo, no queremos hacer un listado de autores del que podrían quedar fuera, aun sin quererlo, autores de valor.

Si lo desean, intervengan dando información, bibliografía o experiencias vividas con los alumnos para compartir y nutrirnos entre todos

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