(Fuente La vanguardia)
Con la lana tejí la luna,
y fue una luna lanar,
la lana tenía un nudo,
y fue en la luna un lunar.
Lana lunera,
luna lanar,
luna redonda,
te vi sobre el mar.
En el mar se mojó la luna,
y de blanco se tiñó el mar,
y el beso que vos me diste,
fue un beso de luna y sal.
Lana lunera,
luna lanar,
luna redonda,
me hiciste cantar.
Este otro es de Jaime Sabines, La luna:
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario