sábado, 23 de diciembre de 2017

Recreo sabatino: el texto literario y las nubes

Compañera de la lluvia, la nube más clara/más oscura. 


(Fuente Biopedia)

Aquí les dejamos poemas referidos a ella. El primero del español Juan José Dueñas, La nube que más me quiere:
La nube que más me quiere
se da besos en la mano
y después, sopla que sopla,
me los envía volando.
Y, yo con mis dos mejillas
llenas de besos alados,
subo corriendo a una loma
y lo despido apenado.
Me limpio la salivilla
de nube que me ha dejado
y hago un dibujo gigante
(para que lo vea claro)
de un niño que le da pena
ver el cielo despejado. 

Este otro poema es del argentino Jorge Luis Borges, Nube I:
No habrá una sola cosa que no sea
una nube. Lo son las catedrales
de vasta piedra y bíblicos cristales
que el tiempo allanará. Lo es la Odisea,
que cambia como el mar. Algo hay distinto
cada vez que la abrimos. El reflejo
de tu cara ya es otro en el espejo
y el día es un dudoso laberinto.
Somos los que se van. La numerosa
nube que se deshace en el poniente
es nuestra imagen. Incesantemente
la rosa se convierte en otra rosa.
Eres nube, eres mar, eres olvido.
Eres también aquello que has perdido.

Y el último texto de este recreo le pertenece al español León Felipe, Como aquella nube blanca:

Ayer estaba mi amor
como aquella nube blanca
que va tan sola en el cielo
y tan alta,
como aquella
que ahora pasa
junto a la luna
de plata.
Nube
blanca,
que vas tan sola en el cielo
y tan alta,
junto a la luna
de plata,
vendrás a parar
mañana,
igual que mi amor,
en agua,
en agua del mar
amarga.

Mi amor tiene el ritornelo
del agua, que, sin cesar,
en nubes sube hasta el cielo
y en lluvia baja hasta el mar.

El agua, aquel ritornelo,
de mi amor, que, sin cesar,
en sueños sube hasta el cielo
y en llanto baja hasta el mar.


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