El artesano del diálogo en el aula es el docente que puede instalarlo como una manera de compartir los procesos de enseñanza y
aprendizaje, para convertir el aula en el ámbito donde todos seamos aprendices.
La pregunta de los alumnos ayuda a formar recorridos, a transitarlos de otra
forma. La pregunta que establece la curiosidad, que plantea reflexiones, que
instala otra pregunta, que permite la participación es la de los chicos; la de
los docentes, parece, solo requiere respuestas y las esperables desde un lugar.
Mariano Martín Gordillo, profesor de muchos años frente a cursos-de
secundaria pero vale para los diferentes niveles-, en una entrevista “jugosa” nos propone propiciar la interacción y
la colaboración en la enseñanza, en el aprendizaje. Creemos que puede ser un
cambio importante y favorable. Podríamos
pensar en voz alta “Y ¿qué pueden preguntar los alumnos? ¿Sobre qué? ¿Cómo?
Para preguntar también hay que saber…” Y sí, tal vez habría que objetivar si
enseñamos para preguntar o …para aceptar como incuestionable nuestra palabra, nuestros
comentarios y responder sobre ellos.
Esta cuestión y otras-incluida la evaluación aun de soslayo,
el sentido de las TIC- nos hace repreguntarnos sobre nuestro rol en el aula. Les dejamos el link a la entrevista al profesor Gordillo
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