martes, 1 de marzo de 2016

La poesía y nosotros I: los romances

Fuentes: www.diariodecultura.com.ar y  www.lahojadearena.com
La poesía
Los textos poéticos, más que cualquier otro tipo de textos, nos enfrentan de una manera inevitable a nuestra subjetividad, a la de los otros, a los de una comunidad; nos permiten conocernos y conocer emociones, sentimientos aun sin haberlos experimentado. Ahondan en nuestra interioridad, nos movilizan en profundidad. Este viaje interior habilita la construcción de identidad y la apropiación de una herencia común con los otros.

Por eso, en las aulas, es importante ponerlos al alcance de todos, sin discriminar autores, temas, extensión. Existe, en la sociedad en general, un preconcepto negativo hacia ellos: la emotividad, aún en estas épocas  o ¿más en estas épocas?, está mal considerada. Mostrarla, evidenciarla, ponerla en acto puede parecer un signo de fragilidad.

Leer textos poéticos, escucharlos, compartirlos nos vincula a nosotros y con los otros de forma distinta y necesaria. Pretendemos conmoverlos-moverlos con nosotras- con la serie que seleccionamos para ustedes, llevarlos al pasado, hurgar en sus memorias, provocarlos para reirse, lagrimear o angustiarse y nada más -¿nada menos?-. Aparecerán en varias entradas que  darán un pantallazo sobre algunos muy conocidos, otros no tanto.
Por último, escribiremos sobre la posibilidad de implementar su lectura en las aulas, con nuestros alumnos, con una selección a propósito de una provocación semejante a la que los expusimos a ustedes.


Romances
Los primeros romances conservados se remontan al siglo XIV. Sin embargo, el género es tan antiguo como el mismo castellano, porque es difícil concebir una lengua en la que no existan baladas o canciones narrativas, ya sean fabulosas o informativas.



Suelen considerarse «viejos», los romances conocidos por fuentes anteriores a 1550, pero también ocurre que muestras bastante más antiguas, como las de finales del siglo XV, se han conservado únicamente en la tradición oral. Tienen versos cortos, con rima en los versos pares. Pueden ser amorosos, legendarios, heroicos, entre otros temas.
Son una fuente rica para acercarse a la manera de sentir y de relacionarse en otras épocas, y  a los valores de culturas que dieron origen a la nuestra . 

La misa del amor
Mañanita de San Juan,
mañanita de primor,
cuando damas y galanes
van a oír misa mayor.
Allá va la mi señora,
entre todas la mejor;
viste saya sobre saya,
mantellín de tornasol,
camisa con oro y perlas
bordada en el cabezón.
En la su boca muy linda
lleva un poco de dulzor;
en la su cara tan blanca,
un poquito de arrebol,
y en los sus ojuelos garzos
lleva un poco de alcohol;
así entraba por la iglesia
relumbrando como el sol.
Las damas mueren de envidia,
y los galanes de amor.
El que cantaba en el coro,
en el credo se perdió;
el abad que dice misa,
ha trocado la lición;
monacillos que le ayudan,
no aciertan responder, non,
por decir amén, amén,
dicen amor, amor.

¡Qué admiración sienten todos por la señora, entre todas la mejor!,¿no les parece?

Romance del Conde niño


Conde Niño, por amores
es niño y pasó a la mar;
va a dar agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar;
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar;
caminante que camina
olvida su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.


La reina estaba labrando,
la hija durmiendo está:
-Levantaos, Albaniña,
de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
si no es el Conde Niño
que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
en su tan triste penar!
-Si por tus amores pena,
¡oh, malhaya su cantar!,
y porque nunca los goce
yo le mandaré matar.
-Si le manda matar, madre
juntos nos han de enterrar.


Él murió a la media noche,
ella a los gallos cantar;
a ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de conde
unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar;
las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,
y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.


La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar;
della naciera una garza,
dél un fuerte gavilán
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan a la par.


Un amor soñado en todas las épocas... profundo y más fuerte que cualquier envidia.

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