Dice Jerome Bruner:
"La aplicación imaginativa de la modalidad narrativa -pensamiento narrativo- produce, en cambio, buenos relatos, obras dramáticas interesantes, crónicas históricas creíbles (aunque no necesariamente verdaderas). Se ocupa de las intenciones y acciones humanas, y de las vicisitudes y consecuencias que marcan su transcurso"
"Los actos de la imaginación dan sentido a la experiencia"
La palabras de Bruner son fundamentales a la hora de analizar la importancia de la narración en Ciencias Sociales. Tanto aquella proveniente de fuentes primarias ( relatos de los protagonistas o testigos de los hechos), como la de las secundarias ( reconstrucción los procesos sociales a partir del análisis de las primarias que hacen los científicos o especialistas) organiza la experiencia; le aporta sentido, significatividad; nos ayuda a interpretar la realidad.
Las narraciones primarias nos traen las voces de los actores del momento en el que transcurren los hechos. El análisis de la verosimilitud o de la veracidad de estos relatos (algo puede ser creíble y falso; y, algo puede ser verdadero e inverosímil) nos acerca a las intenciones y motivaciones de quienes emiten los discursos; echa luz sobre el contexto y sus conflictos y problemáticas. Por eso, para un historiador o cientista social, un relato que falsea la verdad de los acontecimientos también aporta información valiosa para la reconstrucción de los hechos, ya que lo obliga a indagar en los motivos de esa mentira. Es el pensamiento narrativo el que nos facilita construir puentes entre nuestra propia experiencia y la de otros hombres para recrear realidades sociales en tiempos y espacios diferentes.
Porque hablamos de verosimilud y tenemos la viñeta de Liniers al principio de nuestra entrada, debemos referirnos a la Literatura que se basa en la narración ficcional. De todas formas, si consideramos los textos realistas-que se asemejan a la realidad- podemos también dar cuenta de ese recurso/efecto que es la verosimilitud: hacer creíble, darle apariencia de realidad a aquello que no existe o no necesariamente existe. Podemos mencionar distintas maneras de emplear ese recurso; a veces el uso de fechas precisas, de espacios geográficos particulares colaboran con la intención de hacer creíble la historia. La mención de hechos ocurridos es otra forma factible. Los nombres dados a los personajes, contextualizados a una época, es también un modo verosímil de acercar la narración. Acercar la lectura de textos realistas a los alumnos ayuda a evidenciar el juego literario con las palabras; ayuda, por otra parte, a que los chicos puedan tomar distancia de la historia, a no involucrarse tanto, a despegarse del yo, de la primera persona verbal, a objetivar y tener una mirada analítica con más sentido crítico. Este tipo de textos, además, al abrevar en el contexto de una época determinada, suele favorecer la comprensión de los procesos de los que se ocupan las Ciencias Sociales.
Los invitamos a leer fragmentos del capítulo 1 del libro de Débora Chomsky, EduStorytelling. El arte de contar historias para la vida cotidiana y los aprendizajes. En el mismo encontrarán más información acerca del pensamiento narrativo y algunas sugerencias y orientaciones para las prácticas en el aula.
Seguiremos tratando el tema Narración en las próximas entradas. Los esperamos.
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